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Obra "La Crucifixión de los Oceanos"

Imaginen solo un momento un mundo donde coexisten los seres humanos respirando de máscaras contra vapores orgánicos para sobrevivir de las emanaciones del sulfuro de hidrógeno; en un mundo con océanos de ácido sulfhídrico, donde solo unas cuantas bacterias anaeróbicas pueden sobrevivir sumergidas.

Un mundo producto de la contaminación desenfrenada de sus habitantes, que no tomaron medidas para conservar lo que una vez fuese un paraíso multicolor rebosante de vida, con playas cobrizas, producto de las trazas de azufre que precipitan en sus orillas, donde los seres humanos deben limitarse a admirar los reflejos del atardecer en las nubes amarillas de sulfuro detrás de escafandras, puesto que el aire de ese mar ocasionaría un malestar agudo que conllevaría a la asfixia y la muerte por sobre-exposición a sus vapores.

 

Esta pesadilla tiene una posibilidad real de ocurrencia si no se toman medidas tempranas para evitarlo.

Buscando crear consciencia en la humanidad nace la Crucifixión de los Océanos, como un grito de protesta ante la contaminación de nuestros océanos y un llamado de ayuda para su conservación; es una obra hecha por un grupo de buzos, que busca alertar a una civilización que se muestra indiferente ante la contaminación de nuestras aguas bajo el estandarte del progreso, la cual está sigilosamente crucificando nuestros océanos sin misericordia.

 

Muchos de los habitantes de este hermoso mundo que debería de llamarse agua en vez de tierra, no se han percatado que están rodeados de un paraíso natural que cubre más del 70% de la superficie del planeta y que están destruyendo irremediablemente, crucificando con ello la diversidad de las especies y acelerando la desaparición de la especie humana.

El pasado 12 de Octubre mientras se celebraba en diversos puntos del continente americano el encuentro entre dos mundos, un grupo de buzos caracterizado por el tesón, el compañerismo y el amor hacia el mar, logró la materialización de la obra la “Crucifixión de los Oceanos”. La cual nace de la inspiración del legendario buzo Cesar Navas, quien con el apoyo incondicional de Andreina Peñaloza, Simón de la Concha, Tatiana Hernández, Diana González, Dennis Velíz, Claudio Astolfi, Karina Vivas y Abfreddy Sánchez; compartiendo junto al Staff del refugio de buzos (Cesar, Alida, Pedro y Jessy) y la grata compañía de la madre Cesar que mantiene intacta su jovialidad y agilidad, lograron movilizar hasta su destino final las dos piezas más importantes de la obra, la cruz de 3m de alto por 2m de ancho con un peso de 600Kg y su base de 1,5m por lado de 1.000Kg de peso.

La historia de la fabricación de la obra inicia el sábado 22 de junio de 2013, cuando se culminan los cálculos estructurales de la cruz y de sus fundaciones en el refugio de buzos; en su diseño se consideraron las cargas de impacto producto del izado, transporte y hundimiento, vaciándose la cruz a orillas de la Cienaga de Ocumare el domingo 23 de junio de 2013; la base de fundación fue vaciada posteriormente el 21 de Septiembre en el mismo lugar de la Cruz, para facilitar su traslado al mar.

 

El cuerpo de la cruz se encuentra reforzado internamente con barras de refuerzo de 1/2” de diámetro, con sus respectivos estribos transversales a cada 20cm, y se encuentra construida con concreto hidrófugo de 250kgf/cm2 de resistencia, lo cual le garantiza una vida útil sometida a los embates del mar de no menos de 50 años. Dentro de la estructura de la cruz se colocaron restos de los principales contaminantes del mar, a fin de simbolizar la crucifixión de nuestros contaminantes, en protesta de la crucifixión silente que estos contaminantes están generando en los océanos

La aventura del hundimiento comienza el Viernes 11 de Octubre cuando se movilizan a los buzos desde los muelles de Ocumare de la Costa y Puerto Cabello respectivamente, a las instalaciones del Refugio de Buzos en la Ciénaga de Ocumare; travesía que transcurre en medio de una mágica noche sin brisa pero con oleaje, donde se observan lejanos destellos de flash producto de las centellas que se asoman entre las sombras de las montañas de la cordillera de la costa, la cual separa a Maracay del mar caribe. Todos los participantes del hundimiento llegan felices y bañados de las aguas del mar que acogerá la obra, como una bienvenida de quién custodiará en su seno a tan importante expresión de conservación ambiental.

El sábado 12 de octubre bien temprano y luego de un recuperador desayuno, se trasladan los rieles de madera y los rolines de aluminio que se utilizaron para movilizar los 600kg de la cruz hasta aguas llanas, siguiendo el mismo procedimiento de los egipcios para la construcción de las pirámides. Una vez iniciadas las labores, se organizó un tren de trabajo donde mientras alguien hacía palanca para empujar, otros guiaban la pieza de concreto sobre los rieles y otros se encargaban de reubicar rolines y rieles, mientras el resto se ocupaba de quitar los obstáculos del camino y rellenar con arena donde hubiese desniveles. Finalmente y en la recta final a la orilla de la playa, la cruz se desliza imparable sobre los rieles de madera deteniéndose sobre la arena semi-sumergida en el punto preciso para el amarre de los tambores de flotación.

Con la ayuda de 4 tambores de 200lt de capacidad y aplicando el principio de Arquímedes, se logra reflotar la cruz en la orilla, amarrándose luego todo el conjunto a uno de los peñero del refugio de buzos para su traslado hasta la bahía de guabinitas, a mas de 2.500mts de su punto de partida; donde se posiciona sobre el punto final de hundimiento.

Llegando a su destino, la cruz reclama su libertad; mientras los buzos se están lanzando coordinadamente al agua la cruz cambia su posición de horizontal a vertical, marcando como una flecha el sitio donde ha seleccionado reposar su viaje; a continuación la cruz indomable, totalmente erguida, se empieza a hundir lentamente empujada por su propio peso y arrastrando tras de sí sus boyas de flotación, que se niegan a liberar su preciada carga y que la ayudan bajo el agua a adoptar la posición de paracaidista en caída libre.

 

La imagen de una cruz bajo el agua, como bajando del cielo, se perfila celestialmente entre las sombras, acompañado de un golpe sordo y una nube de arena alrededor del punto de enclavamiento de la cruz, la cual a falta de su base se recuesta cansada del viaje en el fondo de la bahía, mirando placidamente hacia arriba a un grupo de buzos que acuden a liberarla de sus amarras …una cruz que desde su interior lleva una semilla rebelde, que no permite ataduras y grita libertad y justicia al azul profundo.

Llegando a su destino, la cruz reclama su libertad; mientras los buzos se están lanzando coordinadamente al agua la cruz cambia su posición de horizontal a vertical, marcando como una flecha el sitio donde ha seleccionado reposar su viaje; a continuación la cruz indomable, totalmente erguida, se empieza a hundir lentamente empujada por su propio peso y arrastrando tras de sí sus boyas de flotación, que se niegan a liberar su preciada carga y que la ayudan bajo el agua a adoptar la posición de paracaidista en caída libre.

 

Una vez libre de cadenas, la cruz se deja reposar en los 18mts de profundidad que ella misma eligió, liberando del trabajo a los buzos que cansados, pero felices, inician el lento ascenso a superficie.

El domingo 13 de octubre y luego de un sueño reparador y un suculento desayuno, el equipo de buzos que ya se encuentra cohesionado en una sola fuerza generadora, se prepara para la movilización y hundimiento de la base de concreto de la cruz de 1.000kg de peso, la cual tiene por objetivo mantener la cruz erguida en el fondo de la bahía.

De la misma manera que se hizo el día anterior con la cruz y ya con la experiencia y mejores prácticas aprendidas, se movilizó la base de la cruz en tiempo record, dejándola reposar semi-sumergida en la orilla de la playa, donde aplicando las mismas técnicas de amarre de los tambores a la cruz, se intentó infructuosamente de amarrar éstos a la base, la cual por sus menores dimensiones agregó un nuevo nivel de dificultad al procedimiento; el equipo tuvo entonces que ingeniarse otra estrategia con una especie de balsa con los tambores, a la cual luego amarraron la base para su traslado.

 

La base de la cruz navegó pacientemente desde el refugio de buzos, guiada personalmente por su creador Cesar Navas hasta la bahía de guabinas, donde ya un equipo de avanzada se había adelantado para marcar con una boya la posición de la cruz y seleccionar el destino final de la base, la cual se había acordado en la noche anterior estuviera al Sur del arrecife seleccionado por la cruz, para que la misma pudiera ser ubicada fácilmente por los buzos desde la pared del arrecife; muy cerca del hermoso valle de las gorgonias, un arenal cubierto de corales gorgonias que simula un jardín sumergido, sitio ideal para hacer la parada de seguridad y recoger a los buzos de forma segura en superficie.

 

Una vez marcado el punto de hundimiento de la base y con la experiencia de la cruz del día anterior, se posicionó suavemente el bloque de concreto armado y se empezó la inundación controlada de los tambores de flotación, los cuales una vez alcanzado el punto de no retorno iniciaron un suave descenso, el cual aprovechó el legendario Cesar Navas para guiar semejante mole de concreto de 1,0 Ton bajo el agua, como si fuera el carrito de un dantesco supermercado submarino, posicionando finalmente la base a 21mts de profundidad, en el lugar pre-seleccionado y con la orientación requerida, para que la cruz pudiera ser vista desde todos los ángulos posibles de aproximación bajo el agua.

Luego de tan exitosa operación y muy contentos por los logros, se midieron las distancias y los rumbos entre la base y la cruz y se tomaron todos los datos para la realización de los cálculos de reflotación de los elementos, a fin de proceder en una próxima inmersión al hundimiento de una segunda base de aseguramiento y a la colocación definitiva de la cruz en su sitial de honor en el fondo de la bahía de guabinitas, donde estará esperando pacientemente a todos aquellos buzos que deseen rendirle un homenaje a la obra que nace del seno del amor por la naturaleza y la indignación del maltrato de la humanidad ante el deterioro progresivo del medio ambiente.

 

Con esta obra se pretende levantar la voz para hacer entender a la humanidad lo imperante que es empezar a cambiar la cultura de la basura; el llamado es a detener la contaminación de las fuentes de agua, tanto dulce como salada; así como de las cuencas hidrográficas, ya que todas las aguas terminan su recorrido en el mar, siendo éste el depósito final de toda la contaminación humana. Es necesario que todos colaboremos en la disposición correcta de nuestros desechos en los respectivos centros de acopio, para que sean llevados a los vertederos diseñados para ello.

Con “La Crucifixión de los Océanos “, se deja en evidencia nuevamente que en Venezuela tenemos potencial para materializar los sueños, el cual fue posible gracias a la colaboración desinteresada y el trabajo en equipo de un grupo de buzos representantes de las principales agencias de buceo del país (PADI, SSI y CEMAS), que se unieron al sueño de Cesar Navas para acometer este proyecto y ofrecérselo a todo el que se anime a sumergirse en nuestros mares.

Abfreddy Sanchez. Oct. 2013

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